diciembre 17, 2020

Sensibilidad parental: ¿Cómo responder a las señales del bebé?

La sensibilidad es la habilidad para percibir e interpretar adecuadamente las señales del niño y responder apropiada y prontamente. La sensibilidad resulta de una relación recíproca en sintonía entre el cuidador y el bebé; así  el adulto estará alerta a las señales y verá las cosas desde el punto de vista del bebé. Esto supone afecto, flexibilidad, aceptación y conciencia hacia las señale. La sensibilidad es también modulada por el niño y factores del entorno. Supone por tanto:

  1. La conciencia de las señales, que incluye la accesibilidad a las comunicaciones del bebé y la alerta a sus señales.
  2. La correcta interpretación de las señales, ser empático para interpretarlas.
  3. La adecuación de la respuesta a las señales, encontrando sintonía con los ritmos del bebé.
  4. La prontitud de la respuesta, pues si demora, así sea apropiada, el bebé no podrá relacionarla a su señal.

La relación con los padres lleva al bebé a elaborar modelos del entorno y personas cercanas, que le permiten desarrollar expectativas sobre sus figuras de apego y anticipar sus respuestas. Así, diferentes interacciones entre padres e hijos promueven diferentes modelos mentales y relaciones de apego. Estos modelos perduran en el tiempo, transformándose en la adultez en modelos internos de conducta.

Existe distintas variables asociadas a la sensibilidad: expresión de afecto positivo, presencia de juego recíproco, capacidad de disfrutar el juego, el nivel de actividad física y verbal durante la interacción, la  vocalización y el reconocimiento al logro. La falta de respuesta está asociada con la inseguridad y la respuesta sensible y consistente, con vínculos seguros.

Comprender y responder adecuadamente al bebé pasa por saber interpretar sus señales, adaptarse a su personalidad y saber atender sus necesidades. Conocer y comprender su temperamento, ayuda a adaptar sus necesidades al entorno, favoreciendo su desarrollo afectivo.

La sensibilidad del adulto tiene incidencia directa en el apego del niño. Se tenderá a establecer vínculos de apego seguros y saludables, si la respuesta del cuidador confortar al niño. Un cuidador sensible brinda confianza y seguridad, aportando un factor protector para un desarrollo saludable.

 

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