diciembre 17, 2020

La importancia del contacto físico durante el cuidado del bebe

Un bebé, desde el nacimiento, necesita contacto físico para alimentarse,  calmarse y sentirse querido; que se sienta seguro es imprescindible para su supervivencia y  desarrollo. Ningún niño crecerá autónomo si no es arropado.

Si un bebé no recibe afecto, carece de estímulos para exteriorizar sus energías,  pierde interés por mantener contacto visual, alimentarse o comunicar, sentirá que el mundo es hostil, y esa sensación perdurará hasta la adultez, complicándosele emocionalmente la vida.

Cuando un niño llora y no es arropado, callará y se dormirá por agotamiento, mermándose su autoestima, tendrá dificultades para expresar sus necesidades y defender sus derechos, pudiendo ser abusado. Pero si es arropado, el bebé sentirá que su entorno es un buen lugar, desplegando su energía exploradora desde su sentimiento de seguridad, será cooperativo y sociable.

Hay quienes creen que el niño no necesita estar en brazos, que es un capricho y los malcriamos si los cargamos, y que si lo hacemos, siempre lo pedirán. Pero un niño mayor no pedirá ser cargado, en algún momento del desarrollo, deja de pedir lo que ya no necesita. El bebé busca refugio en los brazos de su cuidador,  porque lo necesita.

Un aspecto en quienes desaprueban el contacto estrecho con los bebés, es la dependencia que les generará estar cargados, ser amamantados o compartir la cama con sus papás. Pero ese contacto es lo que necesita el bebé en esta etapa de absoluta dependencia.

El cuidado piel con piel desde el nacimiento, regula la frecuencia cardíaca, la respiración y temperatura, calma al bebé, promueve la lactancia y digestión. El contacto físico es clave para desarrollar un vínculo saludable y profundo. El factor más importante para construir apego es el contacto físico positivo.

Los niños necesitan contacto físico, pero atendiendo sus señales: si el niño se aleja o llora, no quiere nuestra cercanía; si el niño responde a nuestro contacto, la interacción es positiva.

El adulto independiente primero fue un bebé dependiente. Durante el primer año de vida no  educamos al bebé,  lo cuidamos, atendemos sus necesidades en estrecho contacto.

 

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