octubre 13, 2020

Condiciones que favorecen la violencia

Los padres que tienen una historia de carencias afectivas y maltrato en su infancia, suelen maltratar a sus hijos o ser negligentes. Estos padres tienen personalidades frágiles, son intolerantes, impulsivos y tienen vínculos inestables con sus hijos. Las necesidades del adulto derivan en demandas inadecuadas hacia los niños, esperando que adopten papeles inapropiados para su edad.

Este ejercicio parental, tiene una escasa red familiar y social que provoca el aislamiento del niño, con dinámicas de sufrimiento, abuso, relaciones desiguales entre los padres, dificultades para ejercer su responsabilidad parental. En consecuencia, tendremos niños vulnerados en su desarrollo.

En estos entornos familiares, sus  miembros  están sometidos a estrés personal y social. Las interacciones inadecuadas o violentas involucran directamente a los niños. Los padres pueden considerar al niño como fuente de tensión, convirtiéndolo en blanco de su frustración, y cuanto más pequeños, más vulnerables. Los niños dentro de este ambiente violento suelen convertirse en mediadores entre sus padres.

Siendo la familia un sistema, los problemas de sus miembros condicionan el desarrollo del niño, pero la violencia no se explica sólo desde variables personales, intervienen desajustes del medio socio-político y económico, que originan desigualdades e injusticia. Pero creer que la violencia está ligada solo a la pobreza y marginación es incorrecto.

En estos ámbitos los medios represivos, de castigo e interacción agresiva, como forma de disciplinar o defenderse se naturalizan; los niños no aprenden a resolver conflictos pacíficamente, se inclinan hacia el aislamiento o tratan de imponerse violentando a otros.

La familia probablemente sea el mayor proveedor de modelos de conducta violenta, presentando fallas al establecer un bajo nivel de interacciones positivas, pobre supervisión parental y ejercicio de autoridad violento o inconsistente. Estas situaciones se relacionan con déficits en habilidades sociales, en resolución de conflictos, y un manejo emocional inadecuado.

La calidad de las relaciones es fundamental, pues la percepción de falta de apoyo y la ausencia de comunicación asertiva influyen negativamente en las relaciones que establece el niño, predisponiéndolo a conductas violentas.

Consecuencia de la violencia

  • Afectivas: La violencia que rodea a los niños puede desestabilizarlos al carecer la seguridad básica que necesitan para desarrollarse afectivamente.
    • Pueden expresar poca empatía hacía otros y reaccionar de forma agresiva hacia otros niños (amigos, hermanos), o incluso hacia sus propios padres.
    • Presentan dificultades para dormir, miedos diversos a separarse del adulto, a quedarse solos.
    • Tienen problemas en la alimentación, dificultándosele regular la ingesta, come poco o demasiado.
    • Pueden mostrarse alterados, movidos en exceso, inatentos; otros tristes, sin interés, desmotivados, no juegan, o bien en estado de alerta, hipervigilantes.
    • Se molestan fácilmente y tienen dificultad para controlar su rabia. En general se muestran confusos y desorientados.
  • Sociales: En este ámbito puede que las relaciones con otros adultos también se presenten alteradas.
    • Pueden tener miedo a que el adulto les haga daño o mostrar hacia los demás desconfianza.
    • Tienen tendencia a aislarse y jugar solos.
  • A nivel cognitivo y de aprendizaje suelen presentar:
    • Dificultades en la adquisición del lenguaje
    • Pobre rendimiento escolar
    • Dificultades de atención y concentración
    • Dificultades en el aprendizaje y desmotivación
  • Físicas:
    • Expresiones de malestar psicosomático como dolores difusos, alteración en la piel, problemas respiratorios.
    • Carencias en cuidados básicos como el vestido, alimentación (anemia), vivienda (cambios frecuentes, hacinamiento). Infraestructuras básicas deficientes o insuficientes (falta de servicios básico)
    • Adultos cuidadores cambiantes
  • Desarrollo general:
    • Control de esfínteres, dificultades para dormir, comer solos, caminar; dificultad en la relación con otros y adaptación a los cambios

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