mayo 31, 2019

Movimiento libre

Movimiento libre - Mis Primeros Tres

El Movimiento Libre consiste en dejar al bebé moverse espontánea y autónomamente. Defiende que el bebé aprende solo sin incitarle a ello; no necesitan que les enseñemos el camino, sino que les dejemos trazar el suyo. Sólo debemos brindarle los recursos para que pueda hacerlo, permitiéndole desarrollarse a su ritmo, promoviendo su iniciativa e independencia.  El movimiento libre y la actividad autónoma favorecen el desarrollo de las capacidades y habilidades del niño y que aprenda de sus fracasos y logros.

Premisas necesarias:

  • Vínculo seguro con el adulto
  • Respeto al niño y la no intervención adulta
  • Comunicación efectiva, que le acompañe a sentirse capaz.
  • Confianza en la iniciativa y capacidad del niño.

El desarrollo es un proceso madurativo que no se enseña, este se asegura cuando se permite que siga su ritmo.

Cuando se cría en el movimiento libre:

  • No se coloca al bebé en posiciones que no logra él mismo, ni se le exige ningún movimiento.
  • Se coloca al bebé boca arriba como posición inicial, así sus músculos y articulaciones están relajadas; de allí parten los demás movimientos.
  • El bebé explora activamente, concentrado, seguro y consciente del espacio.
  • El niño es más positivo, activo e interesado; solo necesita ser respetado, querido y reconocido en sus logros.
  • Se favorece la salud, equilibrio y movimientos del bebé; adquiere mayor conocimiento de sus posibilidades, límites y mayor confianza para tomar decisiones.

Si indicamos a un niño cómo jugar o lo colocamos en cierta posición, provocamos su dependencia del adulto, limitamos su capacidad e iniciativa de experimentar, su raciocinio y creatividad, minimizamos su confianza.

El adulto acompaña, es la fuente de seguridad que propicia que el bebé, investigue, conozca e interactúe. Así el adulto:

  • Respeta su capacidad autónoma.
  • Anticipa verbalmente la acción que ejercerá sobre él: “voy a cargarte”.
  • Está siempre disponible.
  • Da al niño el tiempo que necesite, no presiona.
  • No dice como jugar o explorar. No le resuelve situaciones.
  • Organiza el espacio y materiales favoreciendo el libre movimiento y actividad autónoma.

El bebé moviéndose, expresa emociones, pensamientos, toma decisiones, se conoce a sí mismo y al mundo. No importa si se mueve mejor, sino qué proceso ha seguido y cómo lo hace sentir.

Recomendaciones:

  • Ponle cerca materiales simples que le ayuden a explorar, gatear o trepar; no se los des, déjaselos cerca.
  • No uses gimnasios, pueden distraerle de su propio movimiento.
  • Habla con él, pero también dale su espacio.
  • Si te pide cercanía, dásela, si te tiende la mano, tómala.
  • Ponle ropa y zapatos cómodos (o descalzo).
  • No uses andadores, le fuerza a estar parado o caminar.

Por otro lado, la estimulación temprana nace como tratamiento para niños con dificultades, para, desde técnicas y ejercicios, tratarle. Cada ejercicio tiene un objetivo y meta, realizándose sistemática y repetidamente. La interacción afectiva y de disfrute con el adulto, no es prioridad, sino el cumplimiento del guión programado. A pesar de ello, se aplica a cualquier niño para mejorar o acelerar su rendimiento y desarrollo.

Estas actividades “bombardean” al niño con materiales que pueden no interesarle, o lo someten a estímulos inadecuados para sus posibilidades. Esto puede frenarle de realizar acciones para las que sí está preparado, obstaculizando su desarrollo.  Las posturas “enseñadas” pueden generar ansiedad y frustración al niño y adulto responsable, que estará pendiente de lo que no logra, perdiendo de vista su capacidad.

Es importante entender que para que el niño pueda dominar una habilidad, el cerebro debe alcanzar la maduración adecuada y para que eso ocurra es necesario que el niño simplemente crezca.

Noticias nacionales e internacionales

Opiniones / Comentarios de otras personas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos Relacionados