mayo 31, 2019
Importancia del desarrollo motor del recien nacido
El bebé nace con un impulso por conocer y explorar su entorno, el motor de este impulso es su acción curiosa, y esta es la que le hace capaz de desarrollar por sí mismo sus capacidades motoras, en un entorno confiable.
Sus primeras acciones de comunicación son la mirada, el llanto y sus movimientos, que expresan necesidades físicas y afectivas; cuando son atendidas, se establece una relación segura de afecto, que le brinda confianza para explorar.
Respetar la autonomía de esta exploración, es primordial; él bebé puede decidir qué hacer desde sus propios intereses, nuestra tarea es acompañar y ofrecerle espacios y materiales seguros y facilitadores de su movimiento y que provoquen su curiosidad.
El niño logra autonomía cuando se le da la oportunidad de explorar por sí mismo, así actúa desde su propia intención (logra pararse, no lo paran). El niño interactuará con su entorno, procurándose él mismo, oportunidades de movimiento interesantes, él es el protagonista de su desarrollo. Intervenir sólo cuando el niño lo pide o necesita, es la mejor ayuda.
Es importante procurarle un acompañamiento respetuoso, que es respetar sus tiempos, actividades y descubrimientos; es saberle capaz, brindarle experiencias sin limitar su necesidad de explorar. Acompañar es una tarea compleja que permite dejar ser al niño y simultáneamente estar para él.
¿Por qué acompañar y no estimular?
Los logros en el desarrollo no se producen al mismo tiempo en todos los niños (uno gateará a los 7 meses otro a los 9), y para alcanzarlos no es necesario aplicarle ejercicios o estímulos específicos.
El desarrollo más sano se produce en el vínculo cotidiano y afectuoso en familia, interactuando a la hora del baño, compartiendo juegos y descubrimientos, que son estímulos que disfruta y no le estresan. Sólo si el niño nace con dificultades, necesitará más ayuda.
Respetar el desarrollo del niño es no forzarlo colocándolo en posturas a las que no llega por sí solo, es decir: no “enseñarle” a sentarse o a caminar, no colocarlo en aparatos que le obligan a posturas a las que no llega solo. El niño necesita moverse en libertad, es él quien debe descubrir su cuerpo, probar movimientos; es él quien se construye a sí mismo.
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