agosto 29, 2019

Beneficios del material no estructurado

 

Los materiales no estructurados, son objetos que no tienen un uso específico por ello son ideales para desarrollar la imaginación y creatividad. Si  damos al niño un sartén de juguete,  imitará lo que ha visto hacer al adulto, pero si le ofrecemos elementos sin ningún fin en sí mismos, el niño se los adjudicará. Cuando sólo ofrecemos juguetes con  diseños específicos (teteras de juguete, autos con luces),  promovemos el juego literal, no el simbólico; esos juguetes tienen un solo uso y no queda espacio para imaginar o crear.

En el juego simbólico el niño crea cosas diferentes con un material: cuando juega a los carritos con piedras, esas piedras luego son monedas, luego panes. La mente del niño trabaja creativamente y da finalidades al objeto. Cuando el niño imagina, desarrolla habilidades cognitivas, el lenguaje y la resolución de problemas; fomenta su iniciativa por descubrir y su autonomía.

Este material se adapta a las características y edades del niño, solo debemos darles la oportunidad de jugar, explorar y moverse libremente con ellos. Todo sirve para jugar, incluso sin materiales surge el juego, solo imaginando. El niño da una y otra finalidad al objeto, teniendo diversas funciones a lo largo del desarrollo del niño y sus cambios de intereses.

Con estos materiales, no hay estímulos externos, es el niño quien inventa sonidos, movimientos o roles. Se cree que si un juguete no tiene múltiples estímulos el niño se aburre, no es así, el niño deberá pensar, imaginar e inventar. Además el aburrimiento es positivo, pues desde él el niño ejercita su imaginación.

Los materiales no estructurados pueden ser:

  • Materiales de reciclaje: tapas, botellas plásticas, tarros de leche, corchos, palos, telas, lana.
  • Materiales naturales: piedras, semillas, hojas, ramas, conchas.
  • Materiales simples: bloques de madera, envases.

Estos materiales ofrecen una experiencia sensorial, promueven el pensamiento divergente y la capacidad de tomar decisiones, pues debe elegir a qué, cómo y con qué jugar y si comparte su juego con otros. El material puede convertirse en cualquier cosa que el niño imagine. La tarea del adulto será acompañar y observar, sin interferir.

Los materiales deben estar al alcance del niño, y debemos  tolerar el aparente desorden durante el juego. Los niños explorarán hasta donde quieren llevar su juego, concentrados y disfrutando de su creación; ese desorden, debe ser respetado pues representa el mundo que ha creado.

Al conseguir estos materiales, pensemos si responden al interés del  niño,  será mejor si los recolectan juntos o los fabrican. No desestimemos este material como material de juego, suele ser el mejor y  más accesible.

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