octubre 24, 2019
Elogios y Expresiones Positivas
En los niños, el elogio y aliento son poderosos, al ser valorados y estimados, su desarrollo emocional es sólido. Cuando le elogiamos, el niño se siente aceptado y seguro. Todo elogio debe ser un reconocimiento honesto y objetivo: dejarlos ganar, decirles que son mejores que otros, tergiversa el objetivo, impidiéndoles crecer con bases firmes, al desconocer sus puntos fuertes y débiles. Como le alentemos influye en la percepción de sí mismo.
Se valora el esfuerzo, no necesariamente el logro; transmitir emociones positivas y claras, nombrando lo que hicieron es una forma efectiva de alentarlos: Si da sus primeros pasos dile “caminaste!” con alegría. Los logros a reconocer son los que suponen esfuerzo, no felicitaremos por comer solo a un niño de 4 años, pero sí a uno de 1.
Un niño elogiado sentirá que puede lograr lo que desee, afrontando mejor los retos. Al elogiar especifiquemos lo que el niño ha hecho y sus efectos positivos, así sabe qué se elogia sintiendo orgullo por su esfuerzo, haciéndose responsable de sus acciones. Los elogios indican los comportamientos aceptables.
Elogiemos prestando atención a lo que decimos y cómo lo decimos. Elogiemos el buen comportamiento, desde normas claras, escuchemos al niño y trabajemos en equipo. El niño debe formar parte de su educación, expresando opiniones y sentimientos. Los padres podemos proponerle tareas y responsabilidades que le permitan desarrollar competencias; acompañando y reforzando su esfuerzo.
El elogio indica al niño qué esperan de él, necesita saber que lo aprueban y valoran sus acciones. Prestemos más atención a los comportamientos deseables: si al lavarse los dientes pasa desapercibido y cuando no, lo resondramos, aprenderá que es tomado en cuenta al no hacer las cosas. Observémosle y veremos las muchas cosas que hace bien, e incidamos en ello no en los errores.
Los obsequios afectivos son los valiosos, desde ellos el niño dará real valor a las cosas. La aprobación de los padres es fundamental, implica ser importante y querido, por eso los reconocimientos afectivos son vitales.
Lo contrario al elogio es la descalificación, que resta valor al niño, lo despoja de su fuerza de voluntad, le hace sentir incapaz, minimiza sus habilidades.
Prestar atención a nuestros hijos es esencial, haga bien las cosas o no nuestra atención y afecto serán los mismos; celebremos sus esfuerzos: si prestó su juguete o caminó solo. Que el niño sepa que reconocemos lo que hace, que lo cuidamos y valoramos.
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