marzo 12, 2020
¿Sabes qué le sucede al niño ante el divorcio de los padres?
Una separación es complicada y dolorosa para los niños, y mal orientada amenaza su estabilidad y desarrollo. Los niños están en una situación que les afecta, pero no controlan, aparecerán nuevas situaciones que vivirán con inseguridad y tristeza, sin sus padres juntos.
La familia vive situaciones emocionales, económicos, organizativas, a las que debe adaptarse; cuanto antes lo haga, positiva y creativamente, antes los niños lo harán. La normalidad en la vida de los padres, les trae normalidad y seguridad.
Los sentimientos de enojo de los padres son normales, pero deben manejarlos y alejarlos de sus hijos. Para resolver problemas o acordar decisiones, hablarán solos. Si no hay comunicación, escribamos mensajes, no usemos a los niños como mensajeros y no les hablemos mal del otro padre, sufrirán.
Las personas separadas necesitan apoyo (amigos, terapeutas, familia), aceptarlo contribuye al proceso de sanación. Los niños cuyos padres tienen relaciones hostiles sufren dificultades emocionales y de comportamiento. El dialogo regular para compartir los progresos del niño y tomar decisiones es importante. Si es imposible, busquemos ayuda para restaurarlo.
Al inicio de la ruptura estemos atentos a cambios en el apetito, acatamiento de normas, berrinches, llanto inconsolable, intranquilidad, insomnio, pesadillas o dolor de estómago. Así expresan los niños su enojo y pena. Informemos a su entorno la situación, para que comprendan. Ayudémosles a verbalizar sus sentimientos y legitimémoslos, tienen derecho a sentirlos, escuchémosles.
Los niños no entenderán las razones de la separación, pero saben que ocurrió y que trae consecuencias. Ambos padres deben hablarles con calma y privacidad, acordando antes lo que dirán, transmitiéndoles que es asunto de los padres.
Es normal que los niños deseen que sus padres se amisten pero, con el tiempo, aceptarán la separación. No mintamos, ni expliquemos más de lo necesario. Para saber qué contar, preguntémonos si lo que diremos les ayudará a entender. Démosles información que los prepare para los cambios (con quién y donde vivirá, dónde irá su otro padre). Expliquemos que a veces los adultos ya no se entienden y se separan, pero los hijos y padres no dejan de quererse ni se separan.
Hasta los 3 años es imprescindible la presencia constante de ambos padres, (en el baño, comidas, paseos); los niños construyen sus apegos con sus figuras de cuidado. Compartir equilibradamente el tiempo, para que ambos tengan presencia en sus vidas y crianza, es vital.
La presión puede crecer con los temas de custodia, pensión por alimentos, etc. Encontrar como manejar el estrés es fundamental, para cuidar mejor de los hijos. La separación es una crisis importante pero, si ambos padres colaboran y se comunican, sus niños seguirán sintiendo seguridad.
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