agosto 29, 2019

Las rabietas

Las rabietas - Mis Primeros Tres

 

La rabieta es una forma explosiva e inmadura de expresar frustración o enojo, es un conjunto de manifestaciones emocionales y físicas que el niño experimenta con mucha intensidad, e incluye llanto, gritos, tirarse al suelo, patalear, etc.

Es desgastante para los adultos, pero es una etapa importante en el desarrollo del niño, donde aprende a identificar y expresar emociones. El niño aún no sabe regular emociones, ni tolerar frustraciones y, su lenguaje y  habilidades de expresión son limitados, por lo que la rabieta es su forma de expresarse.

El niño tendrá rabietas con sus padres porque son sus personas más importantes, por lo que es con ellos que se siente confiado para expresar su malestar. Al ponernos en su lugar, comprenderle y ayudarlo a entender lo que le pasa, le facilitamos el aprendizaje de otras maneras de expresarse.

Paulatinamente podrá tolerar la frustración, postergar la gratificación (esperar para obtener lo que desea) y autogestionarse. Cuando el lenguaje aumenta, el niño encuentra otras formas de expresarse y regular sus emociones y reacciones; este es un logro importante en su desarrollo.

El niño se enfrentan a la frustración porque:

  • Depende del adulto para la mayoría de cosas y quiere hacerlas solo.
  • No se le permite hacer algo.
  • Tiene hambre o sueño, y no podemos satisfacerle inmediatamente.
  • Está enfermo y siente molestias.
  • Necesita liberar tensiones.

Conforme crecemos aprendemos a canalizar las emociones, comprendemos mejor nuestro entorno y  por qué a veces las cosas no son como esperamos. Los hijos de padres excesivamente estrictos o permisivos tienden a tener más rabietas, por más tiempo, que los hijos de padres que los acompañan en su proceso.

El niño puede hacer rabietas para salirse con la suya (quiere un helado), podemos acompañarle mientras expresa su frustración, pero no ceder si no queremos que aprenda que la rabieta es el medio para obtener algo.

Si sabemos que una situación lo desborda, evitémosla si podemos, hasta que pueda enfrentarla; por ejemplo las compras, pues no puede tocar ni tener lo que ve. Otras rabietas pueden prevenirse anticipándole 5 minutos antes que es tiempo de terminar (de jugar) y no pedirle que pare inmediatamente.

Debemos comprender que una rabieta manifiesta lo que siente, y  no dejará de sentirlo porque lo reprimamos, más bien puede sentirse culpable. El niño necesita ser escuchado y contenido emocional y físicamente; lo mejor que podemos hacer es decirle que entendemos lo que siente, sentarnos a su altura y acompañarle aceptando su malestar. El niño con ese episodio nos está confiando sus emociones y puede ser una buena manera que comprenda que no siempre nos gustará todo, ni tendremos lo que queremos.

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