enero 20, 2020
Los juguetes no tienen género
Niñas jugando fútbol o niños jugando a cocinar, debería ser natural, pero sigue sin serlo. Hemos superado estereotipos que alejan a niños y niñas de sus intereses limitando sus oportunidades, pero queda mucho por hacer.
El juego es espontáneo, los niños saben jugar sin que les diga cómo o con qué hacerlo. Si sólo les ofrecemos ciertos juguetes, limitamos el desarrollo de sus capacidades y no les permitimos elegir, ni explorar, descubrir e imaginar libremente.
Jugando los niños representan roles que observan en su realidad, desde ella construirán su criterio y creencias. Jugar en libertad, sin prejuicios, facilita explorar el mundo interior según las propias necesidades y preferencias.
Los juguetes no tienen género, somos los adultos los que tenemos prejuicios. Los niños deben ser libres de jugar con aquello que disfruten, no con juguetes asignados por género. Cuando las “fronteras” se marcan, su mundo se empobrece.
En la infancia recibimos aprobación cuando se realizan actividades “propias” del género de pertenencia y somos corregidos cuando “no corresponden”, interiorizamos así las normas de conducta “adecuadas”, actuando según ellas, interiorizando el concepto de género aceptado y diferenciando los juegos de chicos y chicas.
Entre los 2 y 3 años, los niños se reconocen como niño o niña, creando reglas y categorías sobre qué comportamientos, intereses y hábitos corresponden a cada identidad. Las vivencias pueden reforzar estereotipos o abrir posibilidades, mostrándoles que tienen muchas alternativas; por ello los juguetes y juegos deben dar cabida a la libre experimentación.
Si un niño no juega con una cocina, o una niña con bloques, es porque no se les ofreció. Es importante trabajar para que los juguetes sean para jugar, no para niñas o niños y que jueguen con lo que prefieran.
Es necesario tener una perspectiva de equidad y promover que los niños tengan las mismas oportunidades, favoreciendo que la crianza y socialización, favorezcan su desarrollo como las personas únicas que son.
Muy importante recordar:
- Si a un niño sólo se le ofrece solo cierto tipo de juguetes o juegos, se limitan sus posibilidades de desarrollo y su capacidad de elegir y crear.
- Los juguetes no tienen género, somos los adultos los que tenemos prejuicios.
- Los niños deben ser libres de jugar con lo que disfruten, no con juguetes asignados por género, sino su mundo se empobrece.
- Las vivencias refuerzan estereotipos o abren posibilidades mostrando alternativas; por ello los juguetes y juegos deben dar cabida a la libre experimentación.
- Una perspectiva de equidad promueve que el niño tenga las mismas oportunidades y favorece su desarrollo como la persona única que es.
- Es importante trabajar porque los juguetes sean para jugar, no para niñas o niños.
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