agosto 1, 2019
Juguetes variados y materiales de exploración para bebés
La curiosidad es un motor importante del aprendizaje, desde ella los niños conocen su mundo y a sí mismos, investigando y experimentando con objetos a su alcance; querrán moverlos, tirarlos y llevárselos a la boca. Esta curiosidad acompaña al niño durante su desarrollo, y de ella obtendrá experiencias e interacción; al manipular, el niño descubre propiedades y cualidades del objeto y ejercitará habilidades motrices y cognitivas, con la información que recibe.
Los aprendizajes desde los sentidos y el movimiento, son fundamentales en los 3 primeros años. El bebé desde que nace construye sus procesos cognitivos a partir de la relación sensorial con su realidad; aprovechar dichas interacciones es básico. Se aprende manipulando y experimentando. Es importante que el adulto cree posibilidades de observación, descubrimiento, comparación, brindándole al niño material no estructurado.
El niño aprende jugando, y los juguetes potencian este proceso por la cantidad de procesos cognitivos que promueven a nivel sensorial. El juego es una experiencia vital que crea mundos, personajes, otras formas de pensar y de sentir. Desde ellos los niños construyen ideas sobre su entorno; por ello debería estar siempre en contacto con toda clase de materiales, experimentando y creando.
Es importante contar con materiales no estructurados, como bloques, piedras, palos, cajas, corchos, telas, botones, plumas, etc. Cuando brindamos sólo juguetes con diseños específicos (tazas, carritos), no promovemos el juego simbólico, pues el niño usa el objeto según la función ya dada. En el juego simbólico los niños imaginan y transforman: las piedras son autos, las ramas espadas, una madera un radio o flores y semillas comida.
El juguete debe brindar múltiples posibilidades: apilar y derribar, lanzar, meter y sacar de recipientes, etc. Cuanto menos haga el juguete, más hará el niño. Cualquier objeto con el que se juegue será un juguete, vale decir, tapers, botellas descartables con papelitos de colores, o una olla con zanahorias.
El niño necesita tener distintos materiales: pesados, grandes y pequeños; estos “juguetes” que no son copias representativas, no se imponen, invitan al niño a imaginar. No ofrezcamos muchos a la vez, así el niño puede prestarle atención a cada uno y explotar todo el potencial que le ofrecen. El niño se beneficiará explorando y jugando el tiempo que quiera con los objetos que quiere, desarrollando su atención y concentración. Son importantes también los objetos que ejercitan la motricidad gruesa como carretillas, cajas, o túneles.
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